Cuenta una leyenda de origen desconocido que alguna vez le preguntaron a Albert Einstein cuál era la fuerza más poderosa del universo, a lo que el brillante físico supuestamente respondió: “el interés compuesto”.
Aunque muchos dudan que ese diálogo haya ocurrido realmente, no podemos negar que el interés compuesto tiene un efecto poderoso en las inversiones, por eso, en esta clase te explicaremos qué es, por qué es importante y qué hacer para usarlo a tu favor (y no en tu contra).
En términos sencillos, el interés compuesto es la ganancia que obtienes al reinvertir el capital inicial de una inversión más los rendimientos que hayas conseguido hasta ese momento.
Por ejemplo, si inviertes un monto de 10 mil pesos y al final del plazo ganas mil pesos, tendrías un total de 11 mil pesos, ¿correcto?
Ahora imagina que, en lugar de retirar esos mil pesos, los reinviertes junto con el capital inicial, es decir, reinviertes 11 mil pesos, en lugar de 10 mil.
En ese caso estarías generando un interés compuesto, ya que estarías reinvirtiendo tanto el monto inicial, o sea, los 10 mil pesos, más el rendimiento ganado hasta ese momento, es decir, los mil pesos.
Dado que provoca que tu rendimiento se genere con base en un monto cada vez más grande, el interés compuesto en las inversiones hace que el crecimiento de las ganancias se acelere de manera exponencial conforme pasa el tiempo.
Sin embargo, en este punto es importante destacar el papel que juega al tiempo, ya que el efecto del interés compuesto generalmente es visible a mediano y largo plazo.
El interés simple es el que se calcula sobre el mismo monto inicial. Por ejemplo, supongamos que inviertes 10 mil pesos y al final del plazo ganas mil pesos.
En ese caso, si retiras los mil pesos y vuelves a invertir sólo 10 mil pesos, la inversión estaría generando un interés simple.
Existen varias diferencias entre el interés simple y el interés compuesto, aunque quizá las más importantes son las siguientes:
“Aquel que comprende el interés compuesto, lo gana; aquel que no, lo paga”. La cita anterior también es atribuida a Albert Einstein, y aunque tampoco existe certeza de que realmente la haya dicho, nadie puede negar que señala una gran verdad.
Y es que el efecto exponencial del interés compuesto, no sólo lo podemos observar en las inversiones, sino que también podemos verlo en algo que tristemente es más común para muchos mexicanos: las deudas, sobre todo las de tarjetas de crédito.
Cualquiera que haya tenido la mala fortuna de contraer una deuda con una o varias tarjetas de crédito sabrá lo complicado que resulta salir bien librado, pues los intereses, al igual que como ocurre con las inversiones, crecen de manera exponencial.
Con las tarjetas de crédito podemos ver casos dramáticos debido a las altas tasas de interés que suelen cobrar estos plásticos, habitualmente por encima del 50 o 60 por ciento.
Piénsalo: si el interés compuesto tiene un impacto tan brutal en las inversiones, donde los rendimientos de más del 20 por ciento son difíciles de conseguir, ahora imagínate lo que es tener en tu contra ese poder con tasas de interés del 50 o 60 por ciento.
¿Quieres evitar que tu tarjeta de crédito te cobre el interés compuesto? Haz el pago para no generar intereses.
Ahora ya comprendes qué es y cómo funciona el interés compuesto, así que te toca decidir: ¿lo quieres ganar o lo quieres pagar?
Responde las siguientes preguntas para repasar los conceptos que vimos en esta clase, al final encontrarás las respuestas correctas:
1. ¿Qué es el interés compuesto?
2. ¿Qué efecto tiene el interés compuesto en una inversión?
3. Si inviertes 10 mil pesos y al final del plazo ganas mil pesos, ¿cuánto tendrías que reinvertir para generar interés compuesto?
4. ¿Qué pasa con el capital de una inversión cuando se genera el interés compuesto?
5. ¿Qué efecto tiene el interés compuesto sobre las deudas?
Respuestas correctas: 1c, 2c, 3a, 4b, 5b.